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REGULACIÓN DE LA PESCA ARTESANAL: ¿LA DESTRUCCIÓN DEL SECTOR?

En días recientes se han agudizado las protestas de un grupo de pescadores artesanales en contra del proyecto de ley de pesca y acuicultura que actualmente se encuentra en segundo trámite constitucional. Se ha argumentado que la aprobación de esta ley destruiría la pesca artesanal y a las familias que dependen de ella, por cuanto establecería exigencias que elevarían en forma desmedida los costos de la actividad. Lo anterior no solo es cuestionable, sino que además no representa necesariamente la opinión mayoritaria del mundo artesanal.

Para Susana Jiménez, Economista Senior de LyD, es importante destacar que una de las principales virtudes del proyecto de ley en trámite es instalar como eje prioritario la sustentabilidad del recurso y la actividad pesquera. Actualmente varias pesquerías se encuentran en una situación crítica, lo que pone en riesgo la continuidad de esta actividad, tanto a nivel industrial como artesanal. Es por esta razón que el proyecto de ley ha buscado perfeccionar la institucionalidad vigente, dando prioridad a la ciencia en la toma de decisiones, fortaleciendo la fiscalización, mejorando la administración y perfeccionando la regulación. Es impensable que se logren los objetivos buscados sin abordar también al sector artesanal.

En este contexto, el proyecto de ley efectivamente impone mayores exigencias a una parte del sector artesanal – aquella que cuenta con embarcaciones de mayor tamaño – para una mejor fiscalización de su actividad, lo que está en línea con el objetivo prioritario del proyecto de ley que es la sustentabilidad de la actividad pesquera. Los pequeños pescadores artesanales no sólo no se verían afectados por estas exigencias sino que además, de aprobarse el proyecto de ley, contarían con algunos beneficios adicionales a los hoy existentes.

Para entender, por tanto, los efectos de la nueva regulación que plantea el proyecto resulta necesario poner en contexto la realidad del sector artesanal. Esto, por cuanto la pesca artesanal no sólo incide fuertemente en la actividad pesquera del país, sino que además se compone de realidades muy diversas. Ambos aspectos están siendo, a nuestro entender, debidamente abordados en el proyecto de ley.

En particular, la participación de la pesca artesanal en los desembarques totales del país ha aumentado desde un 22% en el año 2000 a 52% en el 2010. Este porcentaje incluso podría aumentar el próximo año de aprobarse el proyecto de ley, pues se modificaría el fraccionamiento entre sector artesanal e industrial a favor del primero.

En vista de la importancia que ha adquirido el sector artesanal en la actividad pesquera, resulta del todo razonable que exista una mayor fiscalización de este sector, sobre todo cuando se refiere a embarcaciones de mayor escala. Es así como el proyecto de ley exige para estas embarcaciones mayores el uso de posicionador satelital y la certificación de su captura. Esto afecta a un porcentaje menor de la flota artesanal, aunque muy importante en términos de la captura total; se estima que regiría para el 8% de la flota artesanal, responsable del 80% de la captura del recurso. Cabe señalar, en todo caso, que la adquisición, instalación y parte de la mantención de los equipos serían descontables de la patente que también establece el proyecto, lo que reduciría el costo financiero de esta medida.

Es importante comprender que el no legislar en esta materia tendría consecuencias graves para la sustentabilidad del recurso. En efecto, no contar con un buen control de la actividad que ejerce uno de los sectores relevantes del país, significa poner en riesgo tanto el recurso como la actividad pesquera de todos los actores involucrados. Cabe recordar que el sector industrial, que hoy representa menos de la mitad de los desembarcos totales, está sujeto hace ya varios años a estas exigencias, lo que resulta del todo razonable que se extienda a los sectores artesanales semi-industriales.

Pero el proyecto de ley además se hace cargo de la amplia diversidad que existe en el sector artesanal, lo que se refleja en una discriminación positiva a favor de los pescadores artesanales más pequeños.

El sector artesanal está, de hecho, conformado por grupos diversos de pescadores cuyas realidades difieren sustancialmente. Según el Registro Pesquero Artesanal hay un total de 86.132 pescadores artesanales, lo que incluye a recolectores, algueros y buzos apnea; buzos; patrones y tripulantes; y armadores. Existe además una amplia variedad en el tamaño de las embarcaciones artesanales que también genera diferencias importantes entre pescadores artesanales. Según datos del año 2012 las embarcaciones totalizaban 13.037, de las cuales 90% alcanzaba una eslora inferior a los 12 metros. Su participación en los desembarques no superaba, sin embargo, el 10%.

Dada esta disparidad, es evidente que las exigencias que se establecen para el mundo pesquero no pueden ser igual para todos, pues la situación de los más pequeños no se condice con la de aquellos poseedores de embarcaciones de mayor tamaño. Difícilmente se podría comparar a un pequeño botero con un dueño de una o más lanchas artesanales, cuyo valor varía entre los US$200 mil y US$800 mil dependiendo de la eslora de la embarcación (entre 12 y 18 metros).

Es así como el proyecto de ley favorece a los pequeños pescadores no sólo por la vía de eximirles del pago de patentes, del uso de posicionador satelital y de la certificación de captura, sino además porque les reserva a las embarcaciones artesanales más pequeñas la primera milla en forma exclusiva. A ello se sumaría la creación del IDEPA en virtud de las últimas indicaciones presentadas por el Ejecutivo. Este organismo público tendría por objeto contribuir a elevar la capacidad empresarial, productiva y comercial de los sectores de pesca y acuicultura y promover el consumo de los productos del mar, lo que apuntaría a promover el desarrollo productivo del sector artesanal.

Lo anterior revela, por tanto, un decidido impulso a la pesca artesanal de verdad, aquella que está representada por los pequeños pescadores y que representan el 90% del sector que hoy se denomina artesanal. Cabría pues preguntarse a quién representan los que se manifiestan con violencia en las calles, puesto que no parecen estar defendiendo el interés de los pescadores más vulnerables.

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